Los textos esenciales legados por los patriarcas
Hannya Shingyo ] Shinjinmei ] Shodoka ] Sandokai ] Hokyo Zanmai ] Fukanzazenji
Maha Prajña Paramita Hridaya
Sutra de la Perfección de
la Gran Sabiduría, también llamado Sutra del Corazón
Autor Anónimo. Siglo I
El Sutra Maka Hannya Haramita Shingyo [o Maha Prajña
Paramita Hridaya Sutra, en sánscrito], el Sutra de la Perfección de la Gran
Sabiduría, es el corazón del budismo Mahayana* y del Zen. En su gran brevedad
condensa toda la doctrina del Gran Vehículo búdico surgido hacia el siglo I aC.
Es el sutra que se oirá recitar más veces en un dojo o en un templo Zen. No en
balde representa el pilar básico de su doctrina.
El Sutra de la Perfección de la Gran Sabiduría es de
hecho un resumen de los seiscientos versos de que consta el Sutra del Corazón,
que es el otro nombre con el cual se conoce el sutra. Su trama descansa en un
diálogo entre el bodhisattva* Avalokiteshvara [Kannon, jap.; Kuan Yin, chin.] y
el arhat* Shariputra [Sharisi, jap.]. La compasión y la adquisición de la
profunda comprensión que adquiere el primero a través de la Perfección* de la
Sabiduría [Prajña Paramita, sán.] se contrapone a la escasa visión del segundo
a pesar de haber sido el discípulo más inteligente del propio Buda. La
compasión, la misericordia y la piedad del bodhisattva, la figura central de la
corriente Mahayana, abre la puerta de la salvación a todos, no sólo a algunos
seres escogidos como los arhats. El Maha Prajña Paramita Sutra es, por tanto,
en cierta manera, el manifiesto de ese nuevo movimiento budista que aparece en
el siglo I.
El otro gran nudo doctrinal del Sutra se encuentra en el
otro gran formulación que se efectúa por boca de Avalokiteshvara gracias a la
consecución alcanzada en la Perfección de la Gran Sabiduría: la forma es el
vacío el vacío es la forma [o los fenómenos son el vacío, el vacío son los
fenómenos]. Es el concepto de la vacuidad.
La vacuidad preexiste de forma natural. Es una condición
propia de todos los fenómenos y de los Cinco Agregados, tal como el calor lo es
del fuego o la humedad del agua. Es decir: si las formas o fenómenos se van
seccionando hasta llegar a la razón última, éstas quedan en nada porque unas se
condicionan a las otras. Por lo tanto, si se está libre de los apegos por las
formas, entonces éstas se podrán ver como simples apariencias y no como
entidades fijas y permanentes. Y lo que es aparente se encuentra vacío desde el
inicio.
Y al revés: si la naturaleza de la forma es la vacuidad,
la naturaleza de la vacuidad no puede ser más que la forma o los fenómenos. La
vacuidad no es la nada, no obstante. Vendría a ser como el gran vacío a partir
del cual se originó el big bang origen del universo: un vacío que no es la
nada. Por lo tanto, la vacuidad sería una plenitud de forma que se refleja en
la generación interdependiente: desde el tiempo primordial, la vacuidad y la forma
han existido siempre profundamente en unidad (2)
La tercera gran tesis del Sutra es el concepto del
no-provecho [mushotoku*, jap], la no búsqueda de un provecho personal.
El autor del Sutra es desconocido. Se cree que se originó
en el siglo I dC en el país de Ghandara [nordeste del actual Afganistán],
epicentro del movimiento Mahayana y donde había una fuertísima presencia
budista alimentada por la pujante civilización greco-india allí establecida.
La versión más antigua conocida es una traducción del
sánscrito al chino efectuada en el año 400 por Kumarajiva [344-413], monje y
erudito budista natural del país de Kucha [actual región autónoma uigur de
Xinjiang, China] aunque lo que nos ha llegado hasta hoy es la traducción
efectuada en el siglo VII por el viajero monje chino Xuanzang [602-664, Genjo
Sanzó, jap.].
Del Maha Prajña Paramita Sutra hay una versión larga que
se utiliza por el budismo tibetano, y que incluye un homenaje, un prólogo y una
conclusión. Aquí se reproduce una versión algo más corta, que es la prevalente
en China y en Japón.
El bodhisattva
Avalokiteshvara, a través de la profunda perfección trascendente de la Gran
Sabiduría, comprende que los Cinco Agregados* no son más que el Vacío, y
gracias a esta comprensión, se apiada de todos los que padecen sufrimiento.
¡Oh, Shariputra! Los
fenómenos no son diferentes del Vacío. El Vacío no es diferente de los
fenómenos. Los fenómenos son Vacío. El Vacío son los fenómenos (4). La materia
y sus formas, las sensaciones que percibimos, el pensamiento, la actividad y la
conciencia también son vacías (5).
¡Oh, Shariputra! [en el
Vacío] no hay nacimiento ni muerte. No hay pureza ni impureza. No hay
disminución ni aumento (6). No hay materia, ni sensaciones, ni formaciones
mentales, ni actividad, ni conciencias. No hay vista, ni oído, ni olfato, ni
sabor, ni cuerpo, ni mente. No hay forma, ni sonido, ni olor, ni sabor, ni
tacto, ni pensamiento (7).
No hay conciencia visual,
ni conciencia auditiva, ni conciencia olfativa, ni conciencia gustativa, ni
conciencia táctil, ni conciencia de la mente (8). No hay ignorancia, ni
extinción de la ignorancia. No hay vejez ni muerte, ni fin de la vejez y de la
muerte (9). No hay sufrimiento, ni causa del sufrimiento, ni cese del
sufrimiento, ni camino que conduzca al cese del sufrimiento (10).
No hay sabiduría ni
obtención. Lo único que hay es no-obtención (11).
De esta manera, en el
espíritu del bodhisattva no existe miedo ni temor, ni causa de miedo ni temor
gracias a la Perfección de la Gran Sabiduría. Y así el bodhisattva se libera de
las ilusiones, de las perturbaciones y de los apegos, y alcanza la más alta
perfección del Despertar (12).
Todos los budas del
pasado, del presente y del futuro han realizado la completa iluminación gracias
a la Perfección de la Gran Sabiduría.
Por tanto, el mantra* de
la Perfección de la Gran Sabiduría es el mantra resplandeciente (13) e
insuperable (14), el mantra de la gran conciencia (15), el mantra que iguala lo
que es desigual (16), el incomparable mantra que extingue todo sufrimiento
(17). Ésta es la verdad única, sin error.
El mantra de la Perfección
de la Gran Sabiduría trascendente dice así:
¡Id! ¡Id! ¡Id juntos!
Id juntos más allá del más
allá,
hasta llegar a la
Iluminación completa (18).
¡Éste es el Sutra de la
Gran Sabiduría!
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Shinjinmei
Xinxinming
Poema de la fe en el
espíritu
Kanchí Sosán [Jianzhí
Sengcán]. Siglo VI
El Shinjinmei [Xinxinming, en chino pinyín], "El
Poema de la Fe [o Confianza] en el Espíritu", es el primer sutra conocido
del budismo Chan y considerado como uno de los de mayor belleza. Durante más de
mil años ha sido muy apreciado por la totalidad del Chan/Zen, y todavía lo
sigue siendo hoy día.
Se le atribuye su autoría al maestro Chan chino Jianzhí
Sengcán [Kanchí Sosán, jap.], denominado "el patriarca leproso", que
vivió en el siglo VII dC. El maestro Sosán, es el tercer patriarca del Chan
chino, el sucesor de los legendarios Dazu Huike [Eka, jap.] y Bodhidharma
[Damo, chin., Daruma, jap.], y antecesor de otro gran maestro, Dayi Daoxín
[Doshín. jap.].
Estudiosos contemporáneos son de la opinión, no obstante,
de que el poema fue escrito posterior a su muerte y, dada la semejanza, como
una versión abreviada del poema "Inscripción de la Mente" del monje
Niutou Fajung [594-657, Gozu Hoyu jap.] de la escuela Chan Cabeza de Buey.
Hay traductores que son de la opinión que la expresión xin xin se tendría que traducir a las
lenguas occidentales como "mente veraz", la que está siempre
preparada y perfecta, tal como era el sentido antiguo de la expresión. Ha sido
en el chino moderno que el concepto xin
xin ha adquirido el sentido de fe o confianza. En todo caso, es un canto
contra el pensamiento dual, contra la mente que discrimina.
Esta pequeña obra tiene mucho que ver con el Tao Te Ching
[Dao De Jing, chin. pinyín]. La influencia del Tao en el entonces nuevo budismo
Chan fue importante, aunque sería injusto atribuirlo todo a aquél como
pretenden algunos autores.
El Chan adopta vocabulario y conceptos del Tao por la
propia concepción sincrética del budismo oriental. El más evidente es la propia
palabra Tao o Dao, que el Chan adopta también como Dao [Do, jap.] para definir
la Vía, el camino de Buda. La aparición del Shinjinmei coincidiendo con la
persecución imperial contra el taoísmo y el budismo es bastante indicativo de
todo eso.
La otra gran fuente en la que se inspira el Shinjinmei es
el Lankavatara Sutra*, el Sutra del Descenso a Lanka, el libro de cabecera de
sus antecesores, Bodhidharma y Huike. Por una parte, este sutra basa su
enseñanza en que la sabiduría se alcanza por la eliminación de toda la dualidad
y en olvidarse de las palabras y los pensamientos, y por la importancia de la
no discriminación.
La tradición dice que la esencia de la enseñanza de
Bodhidharma se resume en "nada que obtener" [mushotoku*]. El de Huike
en "nada que rechazar", y el Shinjinmei sería un paso más en la
enseñanza de sus maestros precedentes: no discriminar. No discriminando con la
mente, el espíritu no se convierte en un espíritu discriminatorio, alejado de
la Vía de Buda. Donde no hay dualidad, no hay división. Buda y Espíritu son
uno.
La Vía Perfecta no tiene dificultad.
Sólo tienes que excluir obtención y elección.
Cuando detienes el querer
o el rechazo, se te hará clara por sí misma.
Una diferencia del grueso
de un cabello, y se separarán el cielo y la tierra.
Si quieres que la Vía
Perfecta se te manifieste, no te posiciones ni a favor ni en contra.
Inquietarse por lo que
produce aversión, hace una mente enferma.
No comprender el
significado profundo [de la Vía], hace inútiles los pensamientos.
La plenitud es como la
gran vacuidad: nada falta, nada está en exceso.
Cuando eliges o rechazas,
pierdes la esencia.
No sigas los fenómenos, no
tienen un lugar en la vacuidad.
Acariciando profundamente
la unicidad, todo se detiene por sí mismo.
La ausencia de acción
detiene el movimiento, y la inacción te moverá de nuevo (3).
Si estás a favor de algo,
¿cómo conocerás la unicidad?
No comprendiendo la
unicidad, errarás una y otra vez.
Rehusándola, te
encontrarás sin ella, persiguiendo la vacuidad te encontrarás siempre en pos de
ella.
Excediéndote con las palabras
y los pensamientos te alejarás.
Detén las palabras, detén
el pensamiento y no habrá nada que no puedas entender.
Cuando buscamos la raíz,
obtenemos el sentido. Cuando buscamos resultados, perdemos la razón.
Por un momento mírate a ti
mismo, y ve más allá de la vacuidad de las cosas.
Date cuenta de que
penetrando en la vacuidad todas las cosas tienen su causa en la ignorancia.
No busques la verdad, sólo
prívate de opinar.
No te mantengas en
opiniones dualistas, cuídate de no ir tras ellas.
La más leve sombra de
bueno o malo (4), y la mente se pierde en la confusión.
La unidad es la fuente de
los dos, pero aun así, no te quedes en ella.
Con una mente única no se
genera nada y, por lo tanto, todo existe sin discriminación.
No repruebas, no objetas.
No expresando, se encuentra el espíritu.
El sujeto sigue cuando el
objeto cesa. El objeto se extingue cuando el sujeto no aparece.
El objeto se relaciona con
el sujeto. El sujeto se relaciona con el objeto.
Si quieres conocer objeto
y sujeto, su origen está en la vacuidad (5).
En el vacío, los dos están
en equilibrio, e igualmente conteniendo innumerables formas.
No diferencies grueso o
fino, y no estarás ni a favor ni en contra.
La Gran Vía lo abarca todo
(6), nada es fácil ni difícil.
Las visiones pequeñas son
irresolutas, llenas de dudas, date cuenta pronto, después será demasiado tarde.
Aférrate desmesuradamente,
y te perderás (7).
Dejándote llevar por la
espontaneidad, la esencia ni se va ni se queda retenida.
Armoniza tu naturaleza con
la Vía, y te encontrarás libre de turbaciones.
El pensamiento inamovible
se pierde lo que es verdadero, se oscurece, se hunde y se marchita.
Fatigar al espíritu no es
bueno. ¿Por qué hacer o no hacer tiene que ser algo extraordinario o algo
normal?
Cuando andes por el Gran
vehículo (8), no sientas aversión por los Seis Objetos de los Sentidos*
No tener aversión por los
Seis Objetos de los Sentidos equivale a perfeccionar la Iluminación.
El sabio se realiza con la
no acción (9).
El ignorante se encadena
él mismo.
Las cosas no son
diferentes (10). La ignorancia te lleva a las preferencias.
Usar la mente para sujetar
a la mente, ¿no es un grave error?
Expulsada la confusión,
aparece la calma y no la perturbación. El Despertar niega la aceptación y la
aversión.
Todas las posturas
opuestas conducen a consideraciones absurdas.
Sueños e ilusiones son
flores en el aire. ¿Por qué te esfuerzas en querer cogerlas?
Ganar o perder (11), bueno
o malo, aléjate de todo de ello de una vez.
Si los ojos no están
cerrados, los sueños se detienen por sí mismos.
Si la mente no discrimina,
todas las cosas son una sola y única esencia.
En la esencia profunda de
una única cosa se resuelven todas las contradicciones.
Cuando todas las cosas se
contemplan en su unidad, regresas al origen de lo que tú eres (12).
Pon fin a la causa, y nada
podrá ir más allá.
Cesa el movimiento y
ningún movimiento se presentará. Fija la quietud en el movimiento y no habrá
inclinación a nada.
Si dos no hacen una única
cosa, ¿qué será sólo una para ti?
Observa los extremos. No
hay ni principio ni regla fija (13).
Armoniza la mente con la
imparcialidad que detiene cada acción.
Todas las dudas se
aclaran, y el espíritu verdadero se afirma y se armoniza.
Nada se detiene, nada a
recordar.
Vacuo, aclarado, iluminado
por tí mismo, no se ejerce el poder de la mente.
El pensamiento es inútil,
los sentidos o las sensaciones no pueden penetrar.
En la esencia real del
reino de las cosas (14), no hay ni otro ni uno mismo.
Para unirte rápidamente a
ello, sólo hace falta que manifiestes la no-dualidad.
En la no-dualidad todo es
igual, nada se escapa.
Los Sabios de Todas las
Direcciones* pertenecen todos a esa enseñanza. (15)
Esta enseñanza no lleva
prisa ni es extensa, va más allá de un momento o de un kalpa*.
Ni aquí, ni hacia allá.
Por todas partes [se manifiesta] (16). Ante tus ojos.
Lo que es infinitamente
pequeño y lo que es grande es igual si olvidamos sus límites.
Lo infinitamente grande y
lo ínfimo son iguales si no se establecen límites (17).
Siendo, no se es. No
siendo, se es (18).
Por lo tanto, no te
apegues a nada.
Uno es todo, todo es uno
(19).
Simplemente si eso es
realizado, no te preocupes por obtener una finalidad.
La Fe es una mente no
dividida. La indivisibilidad es la Fe de la mente.
Las palabras se detienen
sin más, sin pasado, ni presente, ni futuro (20).
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Shodoka
Zhengdaoge
El canto de la Iluminación
Yoka Genkaku [Yongjiá
Xuanjué]. Siglo VII
El Shodoka [Zhengdaoge, chin.] es el libro de mayor
contenido filosófico, es el más sublime de todos: contiene la médula de todos
los patriarcas, la esencia del Zen. Shodoka quiere decir "el canto de la
Iluminación” (en la Vía del Buda). Sus cuidados versos dejan entrever la gran
erudición del maestro Yoka y su alto conocimiento de los sutras.
Yoka Genkaku [Yongjiá Xuanjué, 665-713], también conocido
como Yoka Daishi, el “Gran Maestro”, nació en Yongjiá [actual Wenzhou], al
sudeste de la provincia china de Zhejiang, un país eminentemente budista, cuna
de las escuelas Tiantai y Chan.
Se cuenta que hacia los veinte años alcanzó una primera
iluminación al leer el Vimalakirti Nirdesha Sutra [Weimojing, chin; Yumeikyo,
jap.], que narra la enseñanza del laico Vimalakirti que excede en sabiduría a
todos los bodhisattvas a excepción de Mañjushri, y el Maha Parinirvana Sutra
[Daban Niepanjing, chin.; Daihatsune Negangyo, jap.], que relata lo sucedido
poco antes del parinirvana del Buda y desarrolla las tesis Mahayana sobre la
naturaleza de buda presente en todos los seres.
Yoka no halló a nadie con quien compartir su experiencia
hasta que se entrevistó en el monasterio de Caoqi [Sokei, jap.] con el maestro
Huineng, el sexto patriarca del Chan. Se presentó seriamente ante Huineng, sacudió
su bastón de peregrino, dio tres vueltas ante el maestro y se quedó de pie sin
saludar ni quitarse el sombrero. El maestro le dijo:
- Un monje budista es el que sigue las tres mil reglas y cumple los ochenta mil deberes en todos sus detalles. ¿De dónde procedes tú? ¿Por qué vienes con tanta arrogancia?
- La vida y la muerte son lo único importante, y la
muerte sucede a la vida con terrible rapidez. (1)
-¿Por qué no asumes el principio del no-nacimiento y te
liberas de esa rapidez?
- Cuando se ha asumido el no-nacimiento y se ha
comprendido el aquí y ahora, ya no hay nada --respondió Yoka.
-¡Exactamente! -- exclamó Huineng, y todos los monjes
presentes quedaron asombrados; Yoka, acatando entonces las reglas, se prosternó
ante el patriarca, y luego hizo ademán de despedirse.
- ¿No te vas demasiado pronto? ¡Vas demasiado rápido!
- Fundamentalmente, en el origen no existe movimiento
¿Cómo puede ser que yo me vaya demasiado rápido?
- Que todo sea movimiento o no-movimiento es un problema
de la conciencia.
- Gracias, he comprendido lo que significa no-nacimiento.
- No hay significado, ni siquiera en el no-nacimiento.
- Si no hay significado, tampoco hay nadie para
comprender.
- Si no tiene sentido, ¿quién puede diferenciarlo?
–pregunto de nuevo Huineng.
- Comprender tampoco tiene sentido.
-Ya que te has tomado la molestia de venir, aunque yo no
tenga nada, por favor, quédate al menos una noche.
A la mañana siguiente, Huineng le dio la transmisión. Por
esa razón, el maestro Yoka también es conocido por el sobrenombre de Xuanjué,
que quiere decir “despertar en la noche”. Fruto de esta experiencia, Yoka
escribió el Shodoka.
El Caminante de la Vía,
inmóvil, más allá de la filosofía, no evita las ilusiones ni busca la verdad.
(2)
La naturaleza real de la
ignorancia es la misma naturaleza de Buda; el cuerpo ilusorio y vacío no es más
que el Cuerpo del Dharma*.
Cuando el Cuerpo del
Dharma despierta completamente, no hay nada en absoluto.
La fuente de nuestra
propia naturaleza es el Buda puro y verdadero.
Las formaciones de los
Cinco Agregados (3) van y vienen como nubes en la inmensidad del cielo;
los Tres Venenos* aparecen
y desaparecen como la espuma sobre la superficie del mar.
Cuando nos damos cuenta de
la realidad, no hay distinción entre espíritu y materia, y el camino al
infierno desaparece instantáneamente.
Los que engañan a los
seres con un falso conocimiento, verán arrancadas sus lenguas para toda la
eternidad.
Cuando nos despertamos en
la práctica de la meditación (4) del Tathagata*, las Seis Perfecciones* y los
Diez Mil Méritos* se completan en nuestro interior.
En nuestros sueños vemos
claramente los seis niveles de la ilusión; pero después, cuando despertamos,
sólo hay un extenso vacío y no existe ninguno de los mundos del cosmos (5).
Ni mala suerte, ni buena
suerte, ni pérdida, ni ganancia; nunca busques eso en la serenidad eterna.
Durante años el espejo
polvoriento no ha sido limpiado, ahora es el momento de pulirlo completamente,
de una vez por todas.
¿Quién tiene
no-pensamiento? ¿Quién es no-nacido?
Si somos verdaderamente
no-nacidos, también somos nacidos.
Pregunta a una marioneta
si eso no es así.
Mientras busques la
iluminación perfecta, ejercitándote tú mismo para conseguir eso, no obtendrás
nada.
Abandona el apego a los
Cuatro Elementos*;
y aliméntate y bebe tanto
como quieras de la serenidad eterna.
Todas las cosas son
transitorias y completamente vacías.
Allí se encuentra la
iluminación perfecta del Tathagata.
Ser un verdadero monje
precisa tener una firme convicción. No obstante, si tú no puedes tenerla
pregúntame según tu parecer.
Tener una comprensión
directa de la raíz de todas las cosas es el verdadero sello de Buda.
Si insistes en seguir
recogiendo ramas y hojas, no tendrás ninguna ayuda.
La gente ignora dónde se
encuentra la preciosa Joya Mani*,
que se halla en las
grandes profundidades de los pliegues del Tathagatagarbha*.
La influencia de las Seis
Facultades de los Sentidos* es vacío, pero no es vacío.
Los rayos que desprende
esta Joya Mani perfecta pertenecen al mundo de los fenómenos, y no le
pertenecen al mismo tiempo.
Purificando los Cinco
Ojos* se ganan los Cinco Poderes*;
cuando se tiene una
comprensión, se está más allá de cualquier razonamiento.
No es difícil ver una
imagen en un espejo, pero ¿quién puede coger la luna reflejada en el agua?
Andando siempre por sí
mismo, yendo siempre por sí mismo,
el Iluminado avanza por sí
solo en el camino del Nirvana.
El tono de su melodía es
clásico, su espíritu es transparente, y su ademán es elegante.
Nadie presta atención a su
cuerpo seco y huesudo.
Todo el mundo sabe que el
hijo de los Shakya es pobre,
pero es pobre en su
apariencia, no en la vida espiritual.
Por su pobreza viste
harapos, pero atesora en su interior una joya que no tiene precio.
Esta joya inestimable no
se desgasta nunca, por mucho que se la utilice
Ni que sea cedida
generosamente para ayudar a toda la gente que encuentra.
El Triple Cuerpo* y las
Cuatro Sabidurías* están completamente contenidos en su interior.
Las Ocho Liberaciones* y
los Seis Poderes Sobrenaturales* están completamente grabados en el fondo de su
espíritu.
El hombre superior se
asegura de una vez por todas y para siempre;
el mediocre aprende mucho,
pero mucho pone en duda.
Despójate de la ropa sucia
que tanto quieres mantener contigo;
¿de qué te sirve
vanagloriarte de tu devoción ante los demás?
Que otros hablen mal de
mí, que otros me menosprecien;
quien pretende incendiar
el cielo con una antorcha, acaba por agotarse.
Oigo sus reproches como si
fueran un verdadero néctar;
inmediatamente todo se
funde y entro en un lugar que se encuentra más allá del pensamiento y de las
palabras.
Viendo a los demás cómo
hablan mal de mí, obtengo la oportunidad de ganar mérito,
ya que en realidad son mi
mejor maestro.
Si no me enojo por las
críticas, no retengo ni enemistad ni favoritismo,
crece dentro de mí el
poder del amor y la humildad que nace de lo no-nato (6).
Siendo exacto tanto en la
experiencia interior como en su interpretación,
Meditación y Sabiduría (7)
estarán en perfecta fusión sin permanecer sólo en el vacío.
Eso no es donde sólo
nosotros llegamos finalmente, si no que todos los Budas, innumerables como las
arenas del Ganges, son de la misma esencia.
La doctrina del no-temor
es como el rugido del león. Estalla en los cerebros de los animales miedosos.
Incluso el elefante huye,
olvidando su dignidad;
sólo el dragón celestial
lo escucha contento y en calma.
He cruzado mares y ríos,
subido montañas y atravesado torrenteras
para visitar a maestros,
preguntar sobre la Verdad y hurgar en los secretos del Zen;
y cuando he podido
encontrar el camino del Monte Sokei (8), he conocido que nacimiento y muerte no
son diferentes.
Dado que caminar es Zen,
sentarse también es Zen;
ya sea hablando o en
silencio, en movimiento o en reposo, la esencia está siempre en paz.
Incluso si te encuentras
de frente una espada, el espíritu no pierde su quietud;
incluso injiriendo veneno,
nuestro espíritu permanece imperturbable.
Nuestro Maestro
[Shakyamuni], sirvió al buda Dipamkara*.
Yo también he atravesado
muchos nacimientos y muchas muertes;
vida y muerte se suceden
sin fin, eternamente.
Pero desde que he
realizado de manera inmediata el no-nacimiento, no he tenido ninguna necesidad
de alegrarme o de entristecerme por un honor o por alguna desventura.
Vivo muy lejos y, en una
humilde cabaña de las montañas,
donde altas son las
cumbres y espesa la sombra de los árboles, me he sentado bajo un viejo pino.
Me siento tranquilo y
contento en mi casita de monje;
vida de tranquilidad
serena, verdadera sencillez.
Cuando despiertas
verdaderamente, se entiende todo, sin esfuerzo.
Los fenómenos del Samsara*
no pertenecen a esta naturaleza (9).
La caridad practicada como
meta puede aportar la suerte de renacer en el cielo, pero es como disparar una
flecha hacia el cielo;
cuando la fuerza se le
agota, cae en tierra, y eso es fuente de mal karma para el futuro.
¿No es mejor, pues, el
verdadero camino de lo absoluto que penetra directamente en el estado de
Tathagata?
Tomemos sólo la raíz sin
preocuparnos de las ramas,
Eso es como captar el
reflejo de la luna en una joya pura.
Ahora entiendo qué es la Joya
Mani,
y mi ganancia es una
ganancia para todos de forma inagotable.
La luna se refleja en la
corriente, el viento pasa suavemente entre los pinos,
¿cuál es la causa de este
perfecto silencio?
La Joya de los preceptos
inherentes de la naturaleza de Buda fija su huella en el campo de la mente
(10),
el manto del cual apartó
la niebla y el rocío, la lluvia y las nubes,
su cuenco pacificó
antiguamente a ardientes dragones, y su bastón separó los tigres de la lucha;
escucha cómo los anillos
de su bastón tintinean rítmicamente (11).
La forma de estos símbolos
no tiene que ser tomada con ligereza;
el bastón precioso del
Tathagata nos ha dejado el rastro por donde tenemos que seguir.
No busca la verdad, ni
corta las ilusiones.
Comprende claramente que
esta dualidad está vacía y no tiene forma.
Pero esta no-forma no es
ni vacío ni no-vacío;
es la forma verdaderamente
genuina del Tathagata.
La mente, semejante a un
espejo, se ilumina con gran resplandor, y no conoce obstáculos,
ilumina el vasto universo
hasta sus más ínfimas partículas.
La multitud de formas del
cosmos se reflejan en la Mente,
que, brillando como una
joya perfecta, no tiene ni parte exterior ni interior.
Vivir en la vacuidad es
ignorar causa y efecto;
entonces todo se encuentra
en una confusión y desorden que sólo lleva al desastre.
La misma cosa es verdad
cuando uno se apega a la no existencia, rechazando el mundo de las existencias,
ya que eso es como caer en
el fuego para evitar ahogarse.
Querer apoderarse de lo
verdadero, rechazando lo que es falso,
no es más que
discriminación, artificialidad y falsedad.
El discípulo que sin
entender se entrega a la mera práctica,
es como aquél que confunde
a un enemigo con su propio hijo.
Se destruye el Tesoro del
Dharma y perdemos el mérito conseguido;
y la causa recae en la
forma dualista de pensar.
El Zen enseña a tener una
completa intuición de la naturaleza de la Mente,
y así el practicante, a
través de su poder intuitivo, capta súbitamente la verdad del no-nacimiento.
El hombre verdadero
sostiene la espada de la Sabiduría (12);
el filo de la Sabiduría es
una flameante hoja de diamante (13) que cercena los engaños del conocimiento y
de la ignorancia.
Él hace rugir el trueno
del Dharma, y Él hace retumbar el tambor del Dharma;
Él extiende nubes de misericordia,
y Él hace verter lluvia de ambrosía.
Su andadura es como la del
elefante o el dragón, y de esta manera son alimentados innumerables seres;
los Tres Vehículos* y las
Cinco Familias* son conducidos todos igualmente a la Iluminación.
En lo alto del Himalaya,
donde ya no se encuentra pasto, crece la hierba fei-ni (14).
Y las vacas que se
alimentan de ella producen una leche pura y deliciosa, y es de esta comida que
disfruto continuamente.
Una sola naturaleza,
presente en todo, contiene todas las naturalezas;
una realidad, que lo
comprende todo, incluye todas las realidades.
Una sola luna es la que se
refleja en todas las aguas;
todas las lunas que se ven
en las aguas son una sola luna.
El Dharmakhaya* de todos
los Budas entra en mi propio ser,
y mi ser se convierte en
unidad con ellos.
Un estado contiene todos
los estados;
no es forma, ni
conciencia, ni acción.
En un instante, ochenta
mil enseñanzas son realizadas;
en un suspiro, se destruye
el mal karma de incalculables kalpas (15).
Cualquier categoría
formulada lógicamente no es ninguna categoría,
ya que no están en íntima
relación con mi Luz interior.
(Ésta) Se encuentra más
allá del elogio y de la censura,
y como el espacio mismo,
no conoce límites.
No obstante, se encuentra
aquí, entre nosotros, en toda su serenidad y plenitud.
Cuando la buscas, la
pierdes.
No la puedes retener, ni
la puedes rechazar;
mientras tú no puedes
hacer nada, ella sigue su curso;
cuando tú hablas, ella
enmudece, cuando tú callas, ella habla.
La gran puerta de la
piedad está abierta, no hay nada que cierre el paso (16).
Si alguien me pregunta qué
enseñanza entiendo,
respondo que la mía es el
poder de la Gran Sabiduría (17).
Puedes decir eso es bueno
o eso es malo, como prefieras, pero tú no puedes saberlo.
Seguir su curso o ir a
contracorriente, ni el cielo lo puede adivinar.
Me he formado en él
durante muchos kalpas de mi vida;
eso no son palabras al
viento, ni te estoy diciendo mentiras.
Alzo la bandera del Dharma
y expongo la enseñanza;
la que obtuve del monte
Sokei (18) y que es la doctrina de Buda.
Mahakashyapa fue el
primero en la línea de la Transmisión [de Buda];
veintiocho patriarcas más
lo siguieron en Occidente (19);
atravesando los océanos,
la lámpara llegó a la esta tierra (20),
y Bodhidharma se convirtió
en nuestro primer patriarca:
su manto ha pasado, como
todos sabemos, por seis patriarcas,
y por ellos muchas
generaciones han visto la Luz.
La verdad no necesita ser
expuesta;
lo que es falso no ha
existido nunca.
Cuando ser y no ser se
dejan de lado, incluso el no-vacío pierde su sentido;
no nos tenemos que apegar
desde el comienzo a las Veinte Maneras de Vacío*.
La naturaleza única del
Tathagata es originalmente idéntica para todas las existencias.
La Mente funciona mediante
los órganos de los sentidos,
y de esta manera se
comprende un mundo objetivo.
Esta dualidad es como el
reflejo en un espejo.
Cuando se saca el polvo
depositado, brilla la luz;
igualmente, cuando nos
olvidamos de la Mente y del mundo objetivo,
la Esencia afirma su
verdad.
¡Ah! Esta edad de
degeneración está llena de males,
la gente es infeliz, y es
difícil dirigirla.
Por el gran tiempo
transcurrido desde el Gran Sabio (21),
se hunde en concepciones
falsas,
el Mal es poderoso, el
Dharma es débil,
y el odio se extiende por
todas partes;
aunque aprenda de la
doctrina súbita del Buda (22),
es una lástima que no la
quiera aceptar
y de esta manera aplastar
los espíritus malignos
tan fácilmente como una
teja.
La mente es la fuente de
tus actos;
y tu cuerpo quien sufre
todos los males;
no reproches a nadie nada
de lo que a ti te corresponde;
si no deseas para ti el
karma de un infierno,
cesa de difamar contra la
Rueda del Dharma* del Tathagata.
En un bosque de sándalos
no hay ningún árbol menor.
En esa exuberante y
profunda selva sólo viven los leones.
Donde no llegan ruidos,
donde sólo reina la paz, éste es el lugar donde vagan los leones.
Todos los demás animales
se mantienen alejados, ni las aves osan volar a su alrededor.
Sólo sus cachorros siguen
las huellas de los padres;
con tan sólo tres años ya
rugen fuerte.
¿Cómo pueden los chacales
perseguir al rey del Dharma?
¿Ni con todas sus artes
mágicas pueden hacer enmudecer los cien mil espíritus malignos?
La perfecta enseñanza
súbita nada tiene que ver con la imaginación humana,
donde queda una sombra de
duda, ahí está la causa de la discusión.
Eso no es una opinión mía
surgida de mi ego,
mi temor es que tu
formación no degenere hacia los dos extremos, el de la negación o el de la
afirmación absolutas.
“No” no es necesariamente
"no", ni "si" es necesariamente "si";
si te olvidas de esta
regla ni siquiera un ápice
la diferencia se
ensanchará mil millas.
Cuando es "si",
la hija del Naga alcanza al instante el estado de Buda;
cuando es "no",
hasta el sabio (23) más sabio se hunde en el infierno.
Desde mi juventud me
apresuré por acumular conocimientos,
estudiaba los sutras, los
sastras y sus comentarios,
me entregué a analizar
nombres y formas, y nunca tenía suficiente.
Pero eso era tan en vano
como entrar en el océano a contar los granos de arena.
Buda me riñó con precisión
cuando leí:
“¿De qué sirve contar los
tesoros que no me pertenecen?”
Todos mis aciertos del
pasado resultaron esfuerzos aplicados inútilmente,
y durante años fui un
monje errante sin saber dónde ir a parar.
Cuando no se entiende
adecuadamente la noción de la familia original,
nunca se consigue
comprender la enseñanza súbita de Buda.
Aunque los Dos Vehículos*
sean practicados enteramente, están faltados de las aspiraciones [del
Bodhisattva].
Los sabios pueden ser muy
inteligentes, pero les falta la Sabiduría (24).
Los demás, estúpidos y
pueriles,
creen que hay algo dentro
de un puño vacío,
y confunden el dedo que
indica con la cosa indicada.
Sus esfuerzos se pierden
cuando toman la luna por el dedo que la señala.
Son ilusos perdidos en un
mundo de formas y sentidos.
El Tathagata aparece
cuando se penetra en el reino de las no-formas.
Entonces, uno puede ser
nombrado verdaderamente Avalokiteshvara (25).
Cuando se entiende eso
(26) vemos como los obstáculos kármicos son naturalmente vacíos.
Pero cuando no se entiende
eso, tenemos que pagar por nuestras faltas.
Los hambrientos son
servidos en una mesa digna de un rey, pero rehúsan comer.
Si los enfermos se alejan
de un buen médico, ¿cómo se curarán?
Practica el Zen mientras
estés en un mundo de deseos, y se manifestará el genuino poder de la intuición.
Cuando el loto nace en
medio del fuego, nunca puede ser destruido.
Pradhanashura quebrantó
uno de los preceptos más solemnes (27);
pero cuándo obtuvo la
iluminación del no-nacimiento,
en un instante se
convirtió en un buda y ahora vive en otro mundo.
La doctrina de la
intrepidez se enseña en un tono tanto alto como el del rugido del león.
¡Qué triste es que las
mentes confundidas se muestren endurecidas e inflexibles como el cuero!
Comprenden que el
incumplimiento de los preceptos impide la iluminación,
pero son incapaces de ver
el secreto de la Enseñanza del Tathagata.
Antiguamente hubo dos
monjes, uno culpable de asesinato y el otro de haber faltado a la castidad.
La enseñanza de Upali*, su
maestro, no hizo más que aumentar sus remordimientos.
Pero la sabiduría de
Vimalakirti los hizo disminuir inmediatamente,
y su angustia se fundió
como el sol funde la escarcha y la nieve.
La fuerza maravillosa de
la Iluminación
obra tantos prodigios
maravillosos como innumerables son los granos de arena del Ganges.
Cuando hacemos las Cuatro
Ofrendas*,
diez mil piezas de oro no
valen nada a su lado.
Ni aún descuartizando el
cuerpo
y convirtiendo los huesos
en polvo,
es suficiente como
agradecimiento.
Una palabra justa es
verdad durante centenares de miles de kotis de kalpas. (28)
El Rey del Dharma merece
nuestro mayor respeto.
Todos los Tathagatas,
innumerables como los granos de arena del Ganges,
testimonian la verdad de
su realización.
Ahora sé qué es la Joya
Mani,
y sé que todos los que la
saben acoger con fe están en correspondencia.
Cuando vemos de verdad, no
hay nada en absoluto que ver.
No hay nadie; ni Buda.
Los innumerables cosmos
(29)
no son más que burbujas en
el océano.
Los sabios no son más que
destellos de centellas.
Aunque un gran anillo de
hierro voltee sobre mí cabeza,
se mantiene siempre la
claridad perfecta de la Meditación y de la Sabiduría (30).
El sol puede enfriarse y
la luna calentarse,
y a pesar del poder del
Mal la doctrina verdadera permanece eternamente indestructible.
El carro del elefante sube
con firmeza por la colina,
¿cómo puede bloquear el
paso de sus ruedas un pequeño escarabajo?
El gran elefante no anda
por un paso de conejos.
La gran Iluminación no se
detiene en menudencias.
No juzgues la inmensidad
del cielo mirándolo a través del agujero de una caña.
Si todavía no tienes el
poder intuitivo, yo te ayudaré a resolver tus dudas.
______________________________________
Sandokai
Cantongqi
Los opuestos y la
identidad originales están en armonía
Sekito Kisén. [Shitou
Xiqián]. Siglo VIII
El Sandokai [chin. Can Tong Qi] es como el código del
Budismo Zen. Es un poema corto (sólo 228 kanjís) y de una gran sencillez, pero
es de una enorme profundidad que se basa en la experiencia de la meditación
sentada Zen, el zazén.
En zazén, el estado de la mente es hishiryo, pensar sin
pensar. El pensamiento, pensar, es SAN. El no-pensamiento, no pensar, es DO.
Hishiryo es KAI, pensar sin pensar. Hishiryo es, por lo tanto, el secreto del
Sandokai. (3)
Comprender de verdad el Sandokai es haber realizado la
naturaleza de Buda. Por esa razón, el Sandokai, junto con el Hokyo Zanmai son
la columna vertebral de la ceremonia de la Transmisión* [shiho, jap.], acto
mediante el cual el maestro certifica la comprensión real del discípulo.
Sekito Kisén [chin. Shitou Xiqián], maestro del Chan del
sur, tuvo una larga vida dedicada a la vida religiosa, ya que ingresó en un
monasterio cuando todavía era niño y vivió hasta los 90 años. Nació en el año
700 y murió en el 790, y se le conocía como “el que practica zazén sobre una
piedra”, de ahí le viene su nombre en chino de Shitou.
A los 28 años fue ordenado monje y en los 42 dejó Xingsí
para retirarse a la montaña, en una pequeña cabaña que él mismo se construyó.
Allí estuvo once años. Posteriormente se estableció en un monasterio del Monte
Heng (provincia de Hunan) donde hizo intercambios de discípulos con el maestro
Mazu Daoyí [jap. Baso Doitsu], y donde abandonó esta existencia.
El espíritu del Gran Sabio
de la India ha sido transmitido íntimamente de occidente a oriente (5).
Entre las facultades
humanas los hay listos y los hay ignorantes, pero la Vía no tiene patriarcas ni
del Norte ni del Sur (6).
La fuente espiritual
brilla claramente en la luz (7); los arroyos que fluyen se desparraman en la
oscuridad.
Querer apegarse a los
fenómenos es con toda seguridad una ilusión, reencontrar la esencia no es la
Iluminación (8).
Todo lo que es objeto de
los sentidos (9) cambia y no cambia.
Cambiando, están unidos
entre ellos; no cambiando, cada cual se mantiene en su lugar.
Las visiones varían en
calidad y forma; los sonidos difieren entre agradables o desagradables (10).
La oscuridad fusiona las
palabras refinadas y las vulgares; la claridad distingue entre las frases
nítidas y las oscuras.
Los Cuatro Elementos*
regresan a su naturaleza, tal como un niño siempre regresa con su madre.
El Fuego calienta, el Aire
se mueve, el Agua moja, la Tierra es sólida.
El ojo, la visión; la
oreja, los sonidos; la nariz, los olores; la lengua, los sabores;
así es cada cosa y para
cada cosa, según son las raíces, las hojas se extienden hacia arriba.
El tronco y las ramas
comparten la esencia; noble o vulgar, cada cual tiene su lenguaje.
En la luz hay oscuridad,
pero no lo consideréis oscuridad;
en la oscuridad hay
claridad, pero no lo consideréis claridad (11).
Luz y oscuridad se oponen
una a otra como el pie que va delante y el que va detrás cuando andamos.
De la miríada de cosas que
existen, cada una tiene su mérito, y se expresa según su función y lugar (12).
Cada existencia es como
una caja con su propia tapa (13); dice un principio que las flechas chocan
entre ellas en el aire (14).
Oyendo las palabras,
entendiendo su fuente; sin establecer normas sobre uno mismo.
No entendiendo la Vía
antes que tus ojos, ¿cómo sabrás el camino por el cual andas? (15)
Caminar hacia adelante no
es una cuestión de lejos o cerca, pero si estás confundido, las montañas y los
ríos bloquearán tu camino (16).
Yo, respetuosamente, os
exhorto a estudiar este misterio; no paséis vuestros días y noches en vano.
_____________________________________
Hokyo Zanmai
Baojing Sanmeige
El samadhi del precioso
espejo
Tozán Ryokai [Dongshán
Liangqie]. Siglo IX
El Hokyo Zanmai [Baojing Sanmeige, chin.], el Samadhi*
del precioso espejo, es el texto más místico del Zen. Es el canto de la
concentración profunda en zazén. Esta obra de Tozán Ryokai uno de los grandes
maestros históricos del Chan, junto con sus otros escritos y actos de su vida,
han ejercido una decisiva influencia en generaciones posteriores de monjes y
laicos budistas, tanto de la China como del Japón.
Tozán Ryokai [Dongshán Liangqie, chin.] es el heredero en
el Dharma del maestro Yunyán Tansheng [781? - 841, Ungén Donjo, jap.], y seguramente
es uno de los maestros, y autores, más místicos del Chan/Zen. Sus obras y las
historias que se cuentan sobre su vida son testimonios inacabables de ello y se
encuentran muy bien documentadas. Los diálogos de Tozán forman los dos
volúmenes del Dongshán Yulu [Tozán Roku, jap.], obra que contiene El Samadhi*
del precioso espejo.
Junto con su discípulo Caoshán Benjí [840-901, Sozán
Honjaku, jap.], es considerado el fundador de la escuela Caodong, nombre
formado con las primeras sílabas de estos dos maestros [en japonés es la
Escuela Soto, a partir de las primeras sílabas de Sozán y Tozán], y a
partir del cual la tradición Chan/Zen se divide en las dos grandes ramas que
han llegado hasta hoy día: la Soto y la Rinzai.
Además del Hokyo Zanmai, Tozán también es famoso por la
proposición de los Cinco Go-i [Wuyí, chin.], los Cinco Grados, unos breves
poemas en los que describe los cinco grados del Despertar espiritual, desde el
más ordinario al más profundo.
Tozán ingresó joven como novicio en un monasterio Luzong
(escuela china del Vinaya). Posteriormente se dirigió al maestro Guishán
Lingyú, quien lo derivó a su vez a Yunyán Tansheng [Ungán Donjo, jap.,
780-841], siendo su discípulo más brillante. Una vez formado, preguntó a Yunyán
antes de marcharse:
- ¿Cuando nos hayas abandonado, cómo podré describir la
esencia de tu enseñanza si alguien me pregunta?
- ¡Únicamente eso!
Ésta fue la única respuesta de Yunyán después de
transcurrido un largo silencio. Tozán se marchó confuso y sólo comprendió a su
maestro cuándo atravesando un arroyo vio su propio reflejo en el agua. Así fue
como el maestro Tozán alcanzó el Despertar.
Tozán fundó su primer monasterio hacia el año 860 en
Xingfengshán y, posteriormente, en Dongshán, de donde tomó el nombre y donde
escribió los Go-i. Tozán tuvo diversos discípulos ilustres. Además de Sozán
cabe mencionar a Yunjú Daoying [¿?-902, Yunjú Daoying, chin.], que es quien de
hecho inició el linaje de transmisión principal de la escuela Caodong/Soto. Como
otros legendarios maestros Chan y Zen, se dice que Tozán murió mientras
meditaba, rodeado de gran número de discípulos.
El Dharma del Así
Encontrado (2),
los patriarcas de Buda nos
lo transmitieron íntimamente tal como sigue. (3)
Vosotros lo recibís ahora,
protegedlo, tened cuidado
de él prudentemente, correctamente.
La nieve se amontona en
una bandeja de plata,
la luz de la luna envuelve
la garza blanca.
Se parecen, pero no son lo
mismo,
cuando están juntos, sólo
tú conoces entonces su estado.
Dado que el espíritu no
está en las palabras,
cuando llegas al punto
decisivo, vas en su dirección.
Cuando te causan
agitación, caes al pozo,
cuando diverges, caes en
la vacilación.
Volverle la espalda o
acercarse es el mismo error,
es como una gran bola de
fuego. (4)
Querer expresarlo bajo una
forma literaria elegante,
es como consignarlo con
una gran mancha sucia.
Medianoche es la verdadera
luz.
El alba no es la claridad.
Para las cosas materiales,
ésta es la regla.
Su función es erradicar
todo tipo de sufrimientos.
Aunque eso no es del mundo
de los fenómenos,
tampoco es una cuestión de
lenguaje. (5)
Es como mirarse en un
espejo precioso,
en el que forma y reflejo
se miran el uno al otro. (6)
Tú no eres el del otro
lado,
pero el del otro lado eres
realmente tú.
El recién nacido llega a
este mundo,
plenamente dotado de los cinco
Skandas*.
Ni va ni viene,
ni aparece, ni es libre de
quedarse,
ni habla. (7)
"Ba-ba wa-wa".
¿Son eso palabras? ¿Hay
palabras en eso?
Al final no obtiene nada,
porque sus palabras
todavía no son las correctas.
En el hexagrama del Li,
las seis líneas se entrelazan,
y Yin y Yang se alternan.
(8)
Son dobles, pero suman
tres,
intercambiadas generan el
cinco. (9)
Como los cinco aromas de
la hierba chisso. (10)
Como el cetro diamantino
(11).
Los extremos y el centro
se encuentran maravillosamente unidos.
El tambor y la canción se
interpretan al unísono.
Trascender esta esencia es
discurrir a lo largo de la Vía,
mantenerse dentro del
círculo es seguir en el camino.
Ser respetuoso y mesurado,
es un buen acierto,
pero no puedes cometer
ningún error.
Encontrarte con tu propia
naturaleza y sin apegos es maravilloso (12),
no te hace ser dependiente
de una iluminación falsa.
Causas y efectos (13),
tiempo y estaciones,
se revelan claramente en
la calma.
Es tan bueno que allí
donde entra no hay vacío,
y es tan grande que
trasciende cualquier dimensión.
El más mínimo instante de
desviación, y ya estás fuera. (14)
Hoy día hay la manera
súbita y la gradual, (15)
y de ellas surgen
enseñanzas y comparaciones.
Enseñanzas y comparaciones
se pretenden distinguir,
por encima del modelo
universal.
Cuando las enseñanzas
exceden el momento de la aproximación,
una verdad sin fin fluye
hacia tu interior.
Fuera, la calma; dentro,
el temblor.
Como un caballo trabado,
como un ratón agazapado.
Los antiguos patriarcas se
afligían por esta causa, (16)
e insistían en la Ley.
(17).
En concordancia con esta
forma invertida,
dicen negro y hacen
blanco.
Cuando la contradicción lo
colapsa, la formación mental se destruye.
Una mente abierta lo puede
comprender por sí misma.
Si te propones seguir el
viejo rastro, observa por favor los tiempos antiguos.
Buda, para el cumplimiento
del camino de la Iluminación,
contempló el árbol (18)
durante diez kalpas*.
Como un tigre con aquello
que lo debilita,
como un caballo con la
pata posterior blanca. (19)
Los de capacidad inferior
ven las cosas como de un valor inestimable.
Los de capacidad inusual,
son como un felino o un buey blanco.
Con arte, habilidad y
fuerza,
hay quien dispara y hace
diana a cien pasos.
Pero si dos puntas de
flecha chocan en pleno vuelo, (20)
habilidad y fuerza, ¿qué
importancia tienen?
Cuando el hombre de madera
canta, la mujer de piedra se levanta y danza.
Eso está más allá de los
sentimientos y del conocimiento,
admite sólo esta
realización y considérala.
El súbdito debe servir a
su regente,
como un niño obedece a su
padre. (21)
No obedecer no es de buen
hijo,
no servir no es ayudar.
Ocultando las acciones,
escondiendo las responsabilidades,
actuarás como un estúpido
inconsciente.
La destreza perseverante,
es denominada la gran
causa de la gran causa. (22)
_______________________________________
Fukanzazenji
Para la difusión de los
principios generales del zazén
Eihei Dogén. Siglo XIII
El Fukanzazenji, "Para la difusión de los principios
generales del zazén", una de las obras fundamentales de la escuela japonesa
Zen Soto. Ningún otro texto se ha escrito posteriormente con la claridad,
simplicidad y exactitud suficiente que explique qué es el Zen y cómo debe ser
practicado.
Dogén Zenjí escribió el Fukanzazenji en el año 1227 como
fruto de su experiencia personal con maestros del Chan. Para Dogén, la práctica
de zazén y la experiencia de la Iluminación es la misma cosa. Dogén, que era un
intelectual y un gran erudito, insistía una y otra vez que el Zen no tenía que
ver ni con la intelectualidad ni con la ignorancia, si no con la práctica del
zazén, la postura de Buda legada por los patriarcas y los maestros. Para Dogén
no hay Iluminación fuera de la práctica de zazén. Y eso es lo que plasma en el Fukanzazenji.
Eihei Dogén (Kyoto, 19 de enero de 1200-22 de septiembre
de 1253) se le considera el fundador de la escuela Soto Zen en Japón. Nació en
el seno de una aristocrática familia con estrechos lazos con la familia
imperial. Huérfano de padre y madre, a los trece años inició sus estudios de
budismo en el templo principal de la escuela Tendai, en el Monte Hiei de Kyoto.
Insatisfecho de sus resultados, se hizo discípulo del
maestro Zen Rinzai Myoán Eisai (1141-1215), y posteriormente de Myozén, su
sucesor. En 1223, discípulo y maestro viajaron a la China, haciendo
permanencias de estudio y práctica en los principales monasterios Chan de la
rama Linjí [Rinzai, jap.] de la provincia de Zhejiang. La enseñanza que
recibía, sin embargo, le seguía pareciendo dispersa o incluso contradictoria. Así
que, desanimado y creyendo que la auténtica doctrina de Buda y Bodhidharma se
había perdido, rehusó el shiho que le ofrecían, y decidió abandonar su búsqueda
para regresar al Japón.
No obstante, cuando ya estaba a punto de embarcarse, en
el mismo puerto, conoció al monje Rujing [Tendo Nyojo, jap.], cocinero del
monasterio de Ayuwang del Monte Tiantong [Ningbó, provincia de Zhejiang]. La
breve conversación que mantuvo con él le impactó tanto que no solamente lo hizo
decidir ingresar en su monasterio, si no que eso le cambió la vida. De hecho,
Nyojo era más que "un simple cocinero": había sido el abad de Ayuwang
y era el decimotercer patriarca Chan de la escuela Caodong [Soto, en jap.].
Dogén vio en su maestro chino la personificación de la
sencilla enseñanza del Buda Dharma auténtico, tal como se había transmitido
desde la época del Buda Shakyamuni. De él aprendió una frase que la hizo su
bandera en toda su vida de práctica: "Abandona tu cuerpo y tu
espíritu" [shen xin tuo luò].
En 1227, antes de morir, Nyojo le concedió el shiho, y
poco después Dogén regresó al Japón con una única enseñanza: shikantaza, la
posición en meditación sentada. Dogén escribió al respecto: "He vuelto con
las manos vacías. Todo lo que yo puedo decir es eso: los ojos están en posición
horizontal y la nariz vertical. Mañana, al iniciarse el día, el sol se levanta
por el este y el gallo canta al alba. Cada cuatro años, el mes de febrero tiene
veintinueve días".
En 1243, gracias a una donación, Dogén y sus monjes pudieron escapar del acoso de los monjes tendai y trasladarse a Echizén, al norte de Kyoto, fundando el Daihonzan Eihei-ji,
"El Templo de la Eterna Paz", la matriz de la escuela Soto Zen
japonesa. Dogén se esforzó por convertir Eihei-ji en un centro donde las
enseñanzas de Buda fueran transmitidas correctamente, y donde se practicara la
Manera de Buda, el zazén. Allí también empezó la redacción de los primeros
capítulos del Shobogenzo, la obra más importante del Soto Zen y una de las más
importantes de la historia de la filosofía japonesa, integrada por noventa y
cinco ensayos sobre los más variados asuntos de la doctrina budista y de la
vida práctica de los monjes y laicos.
A lo largo de toda su obra, Dogén deshace la barrera
entre lo mundano y lo sagrado, dando la misma importancia al acto banal que al
ritual solemne: las acciones aparentemente banales (cocinar, comer, tomar té,
limpiar) son oportunidades únicas y trascendentales para la realización
continua del Dharma.
Dogén volvió a Eihei-ji en 1248. En otoño de 1252 cayó
enfermo sin señal de recuperación y el 28 de agosto de 1253, estando en Kyoto,
donde había ido a buscar un remedio, dejó este mundo mientras contemplaba la
luna.
La Vía es originalmente
perfecta y todo lo penetra. ¿Cómo podría ésta depender sólo de la práctica y de
la realización? (1a)
El Verdadero Vehículo se
halla en él mismo ¿Por qué sería necesario un esfuerzo especial? (1)
Todavía más, el Gran
Cuerpo (2) está libre del polvo ¿Quién podría creer que es necesario un medio
para desempolvarlo? (3)
La Vía no está nunca en
otro lugar si no en ese mismo sitio donde nos encontramos ¿De qué sirve viajar
de un sitio a otro para practicar?
Sin embargo, si existe una
fisura, por muy fina que ésta sea, será como el vacío existente entre cielo y
tierra.
Si manifiestas la menor
preferencia o el mínimo rechazo, el espíritu se pierde en la confusión (4).
Si te supones seguro de tu
comprensión y de la riqueza de tu despertar, de que has obtenido la sabiduría
que se alcanza con sólo una mirada, y de que has realizado la Vía e iluminado
el espíritu de tal forma que crees haber conseguido el ansiado deseo de tocar
el cielo, no te hallas más que en el inicio del camino, lejos todavía del
camino vital de la liberación.
Recuerda a Buda: aunque
poseía de forma innata el conocimiento, el recuerdo de los seis años que pasó
sentado e inmóvil todavía son admirados. Y a Bodhidharma, de quien hemos
recibido el sello de la transmisión (5), todavía se recuerda cómo se mantuvo
nueve años ante una pared. Si incluso los maestros que nos han precedido se
comportaban de esta manera, ¿cómo podríamos prescindir hoy en día de una
práctica sincera?
Por todo ello, olvida la
práctica erudita de especular con palabras y descifrar oraciones, y aprende a
alejarte de ello girando hacia ti la luz que ha de iluminar tu interior. Tu
cuerpo y tu mente se borrarán por sí mismos, y se manifestará tu naturaleza
original. Si quieres realizar eso, ponte a trabajar ahora mismo (6).
Para practicar zazén es
adecuada una habitación silenciosa. Come y bebe moderadamente. Deja de lado
todos los compromisos y deja en suspenso todos los asuntos. No pienses en que
"eso es bueno" o en que "eso es malo". No juzgues si
"eso es verdadero" o "es falso". Detén los movimientos de
la mente, del intelecto y de la conciencia. Contente de medirlo todo con
pensamientos, ideas, o especulaciones. No tengas ningún deseo de convertirte en
un Buda ¿Cómo se podría limitar eso al único hecho de sentarse o de tumbarse?
En tu sitio habitual,
extiende una estera gruesa y pon un cojín encima. Siéntate en posición de loto
completo o de medio loto. En la posición de loto, primero pon el pie derecho
sobre el muslo izquierdo, y después el pie izquierdo sobre el muslo derecho. En
medio loto, simplemente pon el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Ciñe tus
vestidos ligeramente, y arréglalos con cuidado. Entonces pon la mano derecha
sobre la pierna izquierda y la mano izquierda dentro de la palma derecha. Las
puntas de los pulgares se tocan ligeramente. Estira el cuerpo y siéntate bien
derecho, que no caigas ni a izquierda ni a derecha, ni adelante ni atrás.
Alinea tus orejas con los hombros, y tu nariz con el ombligo. Descansa la punta
de la lengua en el paladar, con los dientes juntos y los labios cerrados.
Mantén siempre los ojos abiertos, y respira suavemente por la nariz.
Una vez que hayas ajustado
tu postura, haz una gran inspiración y exhala totalmente, balancea tu cuerpo a
derecha e izquierda, y mantente firme en una posición sentada inamovible.
Piensa en no pensar. El no pensar ¿qué tipo de pensar es ese? Más allá del
pensamiento. Ese es el arte esencial del zazén (7).
El zazén del cual hablo no
es una práctica de meditación. Es simplemente la puerta del Dharma de la
felicidad, la práctica-realización de la total culminación del Despertar. Es el
koan realizado (8), aquel que con artimañas nunca se ha podido conseguir. Si
entiendes eso, serás como el dragón zambulléndose en el agua, como el tigre
adentrándose en la montaña (9). Porque tienes que saber que el Dharma verdadero
se manifiesta por sí mismo, de manera que desde el principio hay que abandonar
la somnolencia y la distracción.
Cuando te incorpores,
muévete lento y silenciosamente, tranquilo y deliberadamente. No te levantes de
repente o bruscamente. Examinando el pasado, tienes que saber ver que
trascender tanto lo que es mundano como lo sagrado, morir sentado o de pie,
siempre ha dependido del vigor del zazén (10).
La manera de provocar el
Despertar con un dedo, una bandera, un alfiler o un mazo, o el cumplimiento de
la realización con un espantamoscas, un puño, un bastón o un grito (11), no
puede ser entendida por un pensamiento que discrimina ni, mucho menos, puede
ser conocida mediante la práctica de poderes sobrenaturales. Todo ello procede
de una práctica que se encuentra más allá de una mente que discrimina.
Si se da el caso, tener
inteligencia o estar falto de ella no es relevante. No hay ninguna distinción
entre el ignorante y el listo (12). Si concentras tu esfuerzo en un espíritu
único, eso es en sí mismo emprender la Vía. La práctica-realización es pura por
naturaleza. Avanzar por ella es, después de todo, un trabajo de cada día.
En general, en nuestro
mundo y en los demás, tanto en la India como en la China, todos respetan por
igual al sello de Buda. Aunque cada linaje se haya expresado con estilo propio,
todos han seguido la meditación sentada, inmóvil y con compromiso decidido.
Aunque digan que hay diez mil diferencias y mil variaciones, todos han
emprendido la Vía de la misma manera, practicando zazén ¿Por qué dejar el
asiento en casa propia para vagar a través de polvorientos reinos de otras
tierras? Si haces un paso en falso, perderás el camino que tienes justamente
delante de ti (13).
Has obtenido la gran
oportunidad de una forma humana (14). No pases tus días y noches vanamente.
Cuida de la actividad esencial de la Vía de Buda. ¿Quién obtendría calor de la
chispa de un pedernal? La forma y la sustancia son como el rocío en la hierba.
Tu destino es semejante a un rayo, que aparece en un instante y desaparece
fugaz.
Te lo ruego, honrado
discípulo del Zen, demasiado tiempo acostumbrado a tantear sólo fragmentos de
un elefante en la oscuridad, no tengas miedo al dragón verdadero (15). Dedica
tus energías a la Vía que señala hacia lo que es genuino. Venera a Aquel que ha
ido Más Allá y que se halla libre del sufrimiento (16). Armonízate con la
iluminación de todos los budas. Sucede al samadhi (17) de todos los
antepasados. Condúcete siempre así y serás como ellos fueron. La Cámara del
Tesoro (18) se te abrirá por sí misma, y podrás disfrutar de ella libremente.
[Las notas al texto y las referencias bibliográficas se hallan en el libro impreso]
El Secreto del Zen. Los textos esenciales legados por los patriarcas del budismo Soto Zen
Editorial José J. De Olañeta
Palma de Mallorca, 2011
ISBN 978-84-9716-725-3